LEVANTE
Edición digital nº3338
Sábado, 11 de noviembre de 2006
¿QUIÉN DEFIRNDE LA DIGNIDAD DE LOS RUMANOS ?
ADRIANA VIDROIU STANCA
Día tras día no tenemos mas remedio que soportar la humillación por parte de los medios de comunicación. Titulares a cual de ellos mas impactante, alarmante, discriminatorio y xenófobo hacia el colectivo rumano de este país llenan diariamente espacios en periódicos, radios y televisiones que crean una tensión social debido a la amplificación y multiplicación del fenómeno infraccional hasta tal punto que a nivel de la calle el ciudadano rumano está siendo presentado como una amenaza hacia la estabilidad y el buen funcionamiento de las instituciones democráticas, como si fuera un peligro universal. Titulares como: «El 1 de enero, nuestro más variopinto colectivo de inmigrantes -expertos informáticos, violentos mafiosos, fervorosos cristianos, niños ladrones...,- ingresan en Europa». «450.000 rumanos tendrán en nuestro país plenos derechos». «Podrán decidir con su voto la alcaldía de importantes ciudades en las próximas municipales...», no hacen otra cosa más que echar tierra en la cara del rumano que sin tener culpa se le está utilizando como instrumento para ganar las elecciones de 2007. ¿Tan mal van las cosas, tan grave es la situación de la clase política española que se agarre ahora como un clavo de esa pobre clase social inmigrante, que no hace nada mas que buscar la tranquilidad y defender su dignidad? Está claro. Leyendo los periódicos, escuchando las noticias es fácil de entender quien decide la suerte de este país. Los massmedia tienen el poder de mover los hilos para que la balanza se incline de la parte que le convenga. Parece que le está tocando ahora a los rumanos pagar la crisis de consenso, argumentos, credibilidad y apoyo social de la que carece la clase política. Se está hablando de 450.000 rumanos como si fueran 450.000 delincuentes que van a tener derecho al voto y el poder de decidir la suerte de este país. España es mucho más que eso. Nadie hace referencia a las estadísticas del INEM que demuestran que el 96% de esos 450.000 arriba mencionados cotiza a la Seguridad Social, hace cada año la declaración de la renta, va a comprar y paga lo mismo por una barra de pan, por el gasoil, por la carne, por la leche..., como un ciudadano más. Nadie habla de ese 96% de rumanos anónimos que se levanta cada mañana para ir a ganar su salario digna y honestamente. Para la prensa de este país existen solo los demás, ese 4% que crea una imagen falsa, preocupante y criminal. Desde mi punto de vista se está mostrando desesperación como último recurso en la locura de la caza del voto. Si me equivoco pido que se me disculpe la falta de información pero si es así que alguien me conteste el porqué la verdad sobre el colectivo rumano no se saca a la luz o no interesa a nadie. Lo más grave de todo lo anteriormente expuesto es que a nosotros no nos defiende nadie, nuestros representantes rumanos están ciegos por la relevancia que se les da en este momento y es por eso que están dispuestos a comprometerse y hacerse defensor del diablo. Conscientes del poder, quieren aprovechar al máximo el momento para obtener fondos, subvenciones o cualquier tipo de beneficio. Hace tiempo que ninguno de nuestros representantes sale a dar la cara en voz alta a defender la dignidad rumana, pero tampoco lo hacen por lo bajo. Sorprende como nadie sale a explicar que significa ser sin papeles. Digo esto porque para la mayoría de los españoles el calificativo de sin papeles es sinónimo de delincuente. El hecho de no tener papeles no significa nada más que se está en una situación irregular, no por eso eres delincuente. Los representantes rumanos de siempre salen cada semana en periódicos diciendo aberraciones sobre nuestra comunidad y yo a todos estos les recomiendo que se acerquen mas a sus compatriotas porque los necesitan, que dejen al margen sus intereses. Somos tantos los rumanos que vivimos en este país y no en otro porque en esta tierra, tan lejos de nuestras casas hemos encontrado el calor humano y la comprensión necesaria ofrecida por los muchos ciudadanos que no hacen política, que no tienen intereses ocultos y porque nos han abierto las puertas de sus casas deseando compartir con nosotros este espacio.
Somos tantos porque nos sentimos aceptados, valorados y respetados por la sociedad civil española, esta misma sociedad de la cual los políticos solo se acuerdan una vez cada cuatro años. Aunque la televisión y la prensa intentan mutilar la verdad, los españoles que tienen contacto día tras día con rumanos no se dejan manipular fácilmente. Ellos saben muy bien castigar a los infractores de la ley y saben respetar a los que trabajan. *